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El Impacto del Uso Prolongado de Pornografía en el Deseo y la Intimidad

  • Foto del escritor: Johe Cavero
    Johe Cavero
  • 11 sept
  • 5 Min. de lectura
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Bienvenidos y bienvenidas a este espacio donde hablamos de sexo con conciencia, pero también con humor... Porque si no nos reímos de nuestras propias manías, ¿de qué nos vamos a reír?


Hoy quiero hablarte de un viejo conocido: la pornografía. Ese amigo secreto que siempre está disponible, más puntual que Amazon Prime y más barato que el pan de la esquina. No pide compromiso, no necesita flores, y está a un clic de distancia.


El problema no es verla, el problema es cuando tu historial de búsquedas tiene más creatividad que tu vida sexual. Cuando necesitas tres pestañas abiertas, dos categorías nuevas y un argumento de ciencia ficción para poder excitarte… y como decimos en mi país ahí esta cagao, o sea... tenemos un problema.

En este artículo te invito a explorar desde la sexología y el tantra consciente, qué ocurre cuando el porno deja de ser un condimento y pasa a ocupar el plato principal de la dieta sexual.

Spoiler: no es muy nutritivo.


Prepárate, porque hablaremos de deseo, intimidad, dopamina y de cómo recuperar el arte de excitarse más con una caricia real que con un pixel en 4K.

Y sí, puede que el tema te incomode un poco… pero también puede ser el inicio de un viaje hacia una sexualidad más plena, consciente y auténtica.

 


1. Introducción

La pornografía es uno de los contenidos más consumidos en internet. Aunque puede ser una fuente de exploración, fantasía o excitación puntual, su uso prolongado y desregulado puede tener efectos significativos sobre el deseo sexual, la capacidad de intimidad y la calidad de los vínculos eróticos y afectivos. Desde la sexología lo observamos como un fenómeno biopsicosocial, y desde el tantra lo entendemos como un desvío de la energía sexual hacia patrones automatizados que bloquean la conciencia y la conexión profunda.

 

2. ¿Qué es la pornografía?

Es la representación explícita de actos sexuales orientados a la estimulación visual y la excitación. Está diseñada para activar el sistema dopaminérgico... el sistema dopaminérgico en el sexo es fundamental para la excitación y el orgasmo. La dopamina, junto con la serotonina y el óxido nítrico, desencadena una serie de reacciones químicas en el cerebro que son esenciales para la respuesta sexual. La dopamina se activa en momentos clave como la anticipación del placer, la excitación y el orgasmo, lo que la convierte en un neurotransmisor clave para el deseo sexual.

Un desequilibrio en los niveles de dopamina puede causar disfunciones sexuales, como la baja libido, la disfunción eréctil y el eyaculación retardada.

Para mantener un sistema dopaminérgico saludable, es importante cuidar la salud general, generando placer inmediato sin necesidad de conexión emocional ni corporal real.


 Lo problemático no es la pornografía en sí, sino:

  • El uso compulsivo o como única vía de excitación

  • La edad temprana de inicio (muchos jóvenes se inician en la sexualidad a través de la pornografía)

  • La falta de educación afectivo-sexual que acompañe su uso

  • El efecto de distorsión de expectativas sexuales y afectivas


3. Efectos del uso prolongado sobre el deseo

🔸 Disminución del deseo hacia la pareja

  • El cerebro se acostumbra a estímulos cada vez más intensos y variados.

  • Lo cotidiano o real parece “poco excitante”.

  • Se produce lo que llamamos “tolerancia erótica”: se necesita más estimulación para alcanzar el mismo nivel de excitación.


🔸 Erecciones menos espontáneas y más dependientes del estímulo visual

  • Muchos hombres (y algunas mujeres) reportan dificultades para excitarse o llegar al orgasmo sin el uso de pornografía.

  • En casos extremos, aparece la disfunción eréctil inducida por pornografía.


🔸 Erotización despersonalizada

  • El deseo se dirige más hacia “categorías” o “fetiches” que hacia personas reales.

  • Se cosifica al otro como objeto sexual, lo cual afecta la empatía y la conexión emocional.


4. Impacto sobre la intimidad emocional y sexual

🔸 Reducción de la intimidad afectiva

  • Al erotizarse solo a través de imágenes, se pierde la capacidad de sentir placer en la presencia real del otro.

  • Se evita el contacto emocional profundo: el sexo se vuelve acto mecánico o performático.


🔸 Aumento de la autoexigencia y ansiedad

  • Muchos usuarios intentan imitar lo que ven, generando frustración o inseguridad por no “rendir” igual.

  • Las mujeres reportan presión por parecerse a los modelos de la pornografía.


🔸 Desconexión corporal

  • Se erotiza desde la mente, no desde el cuerpo.

  • El cuerpo real, con sus olores, ritmos, pausas y tiempos, parece menos excitante.


5. Enfoque tántrico: la pérdida del erotismo sagrado

Desde el tantra, el cuerpo es templo y el sexo, una vía de expansión de la conciencia. El uso compulsivo de pornografía bloquea la energía sexual y la canaliza hacia la repetición vacía.


🔸 Pérdida de sensibilidad energética

  • La masturbación compulsiva basada en pornografía descarga energía en lugar de cultivarla.

  • Se pierde la capacidad de mover la energía por el cuerpo, como propone la órbita microcósmica o el Maithuna.

🔸 Cortocircuito entre corazón y sexo

  • En la pornografía no hay presencia, amor ni entrega.

  • Esto refuerza la separación entre genitalidad y emocionalidad, eros y compasión.

🔸 Atrofia de la presencia

  • En el sexo tántrico, la presencia es el afrodisíaco más poderoso.

  • La pornografía induce a la distracción, al piloto automático, a estar “fuera del cuerpo”.


6. Consecuencias relacionales comunes

  • Falta de conexión emocional en la pareja

  • Aumento de celos, inseguridad o dependencia de estímulos externos

  • Falta de deseo mutuo o sincronía sexual

  • Autoestima afectada, tanto en hombres como en mujeres

  • Desigualdades en la manera de concebir el encuentro sexual


7. ¿Qué hacer?

Enfoque terapéutico y tántrico

🔹 Desde la sexología clínica:

  • Evaluar el tipo, frecuencia e impacto del uso de pornografía

  • Identificar si hay dependencia (test del uso problemático)

  • Trabajar el deseo relacional vs. deseo individual

  • Reeducar el vínculo con el erotismo y la masturbación

  • Generar nuevas formas de intimidad (juegos, contacto, exploración sensorial)


🔹 Desde el tantra y la sexualidad consciente:

  • Practicar masturbación consciente sin porno

  • Recuperar la respiración conectada y circular durante la excitación

  • Explorar el toque sagrado: autoerotismo como meditación

  • Integrar prácticas de conexión energética: mirada, respiración conjunta, movimiento de energía

  • Crear rituales de intimidad para volver a habitar el cuerpo del otro con devoción


En resumen: la pornografía puede ser como ese postre industrial que te comes de vez en cuando. Rico, rápido y fácil… pero si lo conviertes en tu dieta diaria, acabas con indigestión y sin energía para lo que de verdad importa.

El reto está en volver a saborear lo real: las miradas, las caricias, los silencios incómodos que se convierten en risas, y sí… también el sexo con sus pausas, olores y texturas que ningún pixel en 4K puede imitar.

Porque al final, lo verdaderamente erótico no está en la pantalla, sino en la piel.

Y créeme: la intimidad consciente no tiene botón de Omitir introducción, pero la experiencia es infinitamente mejor.

Así que la próxima vez que pienses en abrir tres pestañas, recuerda: con una sola persona de carne y hueso puedes vivir la escena más intensa de tu vida. Y lo mejor de todo… ¡sin necesidad de suscripción premium!

@Josehectorcaverosilva

 

 
 
 

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