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“El orgasmo es opcional, la presencia no”

  • Foto del escritor: Johe Cavero
    Johe Cavero
  • 22 nov
  • 2 Min. de lectura
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Si te das cuenta,  el mundo moderno vive obsesionado con llegar: llegar al éxito, llegar al clímax, llegar a algún sitio donde según la publicidad la felicidad te está esperando con un cóctel y una sonrisa. Pero nadie te contó que, a veces, cuando llegas… ya no estás.

Llegó tu cuerpo, sí. Tú no.


En el tantra, el Tao pasa algo curioso: cuando dejas de perseguir el orgasmo, empiezas a perseguirte a ti mism@.Y te encuentras para tu sorpresa escondido en el suspiro, en la pausa, en ese milímetro de piel que vibra sin pedir permiso.


Hay quien dice que sin orgasmo no hay victoria.

Yo creo que sin presencia no hay historia.

Porque la historia real, la que se queda en la memoria del alma, no es la que termina en fuegos artificiales, sino la que empieza cuando dos cuerpos se miran como si fueran dos universos estudiándose la astronomía.


La sexualidad consciente nos revela un secreto que debería venir en un folleto:

“No corra. No compita. No compare. Respire.”

Y si la respiración se traba, tranquilo: nadie ha muerto aún por inhalar demasiado amor.


¿Y el orgasmo? Ah…El orgasmo es como esa visita inesperada que llega justo cuando la casa está ordenada: aparece cuando no lo estás buscando. Y si no viene, pues tampoco pasa nada. La fiesta sigue igual. Hay música, danza, piel, oxígeno…No te vas a quedar sin postre porque el chef se quedó dormido.

En el fondo, el milagro no solo  es el orgasmo, es la risa que aparece en medio del abrazo, esa que te dice que nada está roto, que puedes compartir tu vulnerabilidad sin morirte de vergüenza, que puedes temblar sin justificarte, que puedes amar sin medir.


Eso ni más ni menos es el tantra en su forma más simple: un recordar desde las entrañas de que la vida no te pide que “llegues”, solo te pide que estés.

Así que ya lo sabes: si un día el orgasmo decide tomarse vacaciones, no te preocupes. No es una tragedia, no es el fin del mundo, no necesitas llamar a emergencias tántricas ni encender velas por su retorno... Respira, ríe y sigue presente.

Porque, al final de cuentas, la presencia nunca falla: no necesita lubricante, no necesita wifi, y jamás se queda sin batería.

Y quién sabe… quizá el orgasmo, al ver que estás tan tranquil@, tan centrado, tan zen, decida volver por pura envidia espiritual.


Pero si no vuelve, no pasa nada.

Tú sigue ahí, sonriendo como quien lo entendió todo: que en el tantra, igual que en la vida, el clímax a veces es opcional…pero la conciencia es obligatoria.

Y si algo sale raro que siempre pasa recuerda el mantra sagrado:

Mientras haya piel y humor… la práctica continúa.”


Ojo que si el orgasmo esta presente siempre

¡celebra como si hubieras ganado la lotería del alma! 🎉

@josehectorcaverosilva

 

 
 
 

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