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¿Por qué ya no tenemos ganas?

  • Foto del escritor: Johe Cavero
    Johe Cavero
  • 4 sept
  • 6 Min. de lectura

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La pérdida del deseo sexual en la pareja es una de mis consultas más frecuentes en terapia sexual. No importa cuántos años lleven juntos ni qué tan buena haya sido su química inicial: llega un momento en el que el “ya no tenemos ganas” se instala como una silenciosa alarma que muchos intentan ignorar… hasta que se vuelve insostenible.

Esta crisis del deseo no es sólo un problema individual: es un reflejo de las tensiones, los ritmos y las desconexiones de la vida moderna.

Como sexólogo y terapeuta tántrico, mi mirada une ciencia y conciencia, fisiología y alma, cuerpo y energía, para explorar las verdaderas causas detrás de este fenómeno.

 

 ¿Qué es el deseo sexual?

El deseo sexual es la energía vital que nos impulsa al encuentro con el otro. No es sólo atracción física; es una fuerza psicoemocional, energética y espiritual. En el tantra, el deseo es considerado Shakti, la energía creativa femenina que busca moverse, expresarse, fluir. Cuando el deseo se apaga, no sólo se apaga el sexo, se apaga una parte esencial del vínculo.

 

 La doble naturaleza del deseo

Desde la sexología integrativa, entendemos que el deseo tiene dos fuentes:

  1. Deseo espontáneo: surge sin estímulo externo (muy frecuente al inicio de la relación).

  2. Deseo responsivo o reactivo: necesita estímulos, seguridad emocional o una invitación para activarse (más común en relaciones largas).

La confusión surge cuando ambos miembros tienen formas distintas de desear y creen que uno está “mal” o “fallado”. No es así. Solo es un desajuste de polaridades y lenguajes del deseo.


El Automatismo del Deseo Condicionado…Cómo el deseo sexual se vuelve predecible, mecánico y pierde su vitalidad


 ¿Qué es el automatismo del deseo condicionado?

Se trata de un fenómeno en el que el deseo sexual ya no brota de la espontaneidad, del juego o de la conexión emocional, sino que responde a estímulos aprendidos, repetitivos y limitados. Es cuando el cuerpo y la mente sólo reaccionan sexualmente bajo ciertos patrones específicos, condicionados por la experiencia, la cultura o la costumbre.

En otras palabras: el deseo deja de ser libre y se vuelve programado. Se activa sólo “si pasa esto”, “si ella se viste así”, “si él hace esto otro”, “si estoy en tal lugar” o “si no hay estrés”.


 ¿Por qué ocurre?

Desde la neurociencia, sabemos que el cerebro busca eficiencia y economía: cuando algo funciona (por ejemplo, una forma de excitación), el cerebro crea un circuito para repetirlo. Pero si eso se repite sin variación, el sistema límbico (centro del placer y la emoción) se habitúa, y el estímulo pierde fuerza.


Desde la sexología y el tantra, esto se traduce en:

👉 Lo que antes excitaba, ya no excita.

👉 Lo que antes provocaba deseo, ahora no genera nada.

👉 El cuerpo reacciona igual, pero el alma no está presente.


⚙️ Ejemplos de automatismos del deseo condicionado

  • Solo sentir deseo si hay penetración.

  • Excitarse solo con pornografía o ciertos tipos de cuerpos.

  • Tener sexo solo por la noche, en la cama, en una posición específica.

  • Que uno siempre tome la iniciativa y el otro solo reaccione.

  • Necesitar alcohol, ciertos olores, o un estímulo visual concreto para activarse.

  • Que el deseo solo surja en vacaciones o cuando hay ausencia de estrés.


Todo esto es un condicionamiento.

🚨 Consecuencias del automatismo

  1. Pérdida de creatividad erótica.

  2. Disminución del deseo sexual espontáneo.

  3. Aburrimiento, monotonía y desmotivación.

  4. Fracaso en la respuesta sexual cuando no están las “condiciones” específicas.

  5. Desconexión de lo erótico como experiencia energética, emocional y espiritual.

  6. Dependencia de estímulos externos (pornografía, fantasías, juguetes, contextos).


Visión tántrica del deseo condicionado

El tantra no busca condicionar el deseo, sino despertarlo en su forma más libre, plena y expandida. Para ello, diferencia entre:

  • Deseo condicionado (automático, repetitivo, limitado)

  • Deseo expandido (presente, creativo, consciente, energético)


Desde esta mirada, el verdadero erotismo no se activa por un estímulo, sino por la presencia.👉 No necesito algo externo para excitarme. Basta con estar conectado al cuerpo, al corazón y al momento.



🧹 Cómo desprogramar el deseo condicionado

Aquí tienes una propuesta en tres niveles:

1. Liberación fisiológica del automatismo

  • Respiración tántrica: activar la energía sexual sin estímulo externo.

  • Autoexploración no genital: descubrir zonas nuevas de placer (pecho, cuello, piernas).

  • Practicar la lentitud erótica: el sistema nervioso se reentrena si bajamos el ritmo.


2. Reeducación psicológica del deseo

  • Observar las creencias sexuales: ¿Qué necesitas para excitarte? ¿Qué te limita?

  • Practicar el “no hacer” erótico: encuentros donde se prohíbe llegar al orgasmo o a la penetración.

  • Cambiar roles: que quien nunca inicia, lo haga. Que quien guía, se entregue.


 3. Reencantamiento energético y emocional

  • Rituales tántricos de reconexión: como el Maithuna o el masaje tántrico consciente.

  • Mirada tántrica y presencia emocional: dejar que el deseo surja de lo sutil, no de lo explícito.

  • Crear nuevos lenguajes del deseo: a través del arte, la música, la danza, la escritura erótica, el tacto lento.

 

Prácticas para romper con el automatismo

  1. Ayuno sexual consciente: dejar de tener sexo por unos días o semanas y observar qué deseo surge.

  2. Toque sin finalidad: caricias sin buscar excitar ni llegar a nada. Puro contacto.

  3. Respiración y sonido: exhalar con sonidos, mover la energía por la columna vertebral (órbita microcósmica).

  4. Sexo a ciegas o con antifaz: eliminar lo visual condicionante para activar otros sentidos.

  5. Erotismo sin genitalidad: juegos sensuales sin tocar órganos sexuales.

 

Entonces...El automatismo del deseo es una trampa silenciosa. Nos hace creer que perdimos el deseo, cuando en realidad lo hemos encerrado en una jaula de rutinas, expectativas y estímulos repetidos.

La buena noticia es que el deseo no se pierde: se duerme. Y con conciencia, creatividad y práctica amorosa, puede despertar.

Como terapeuta tántrico, siempre digo:

"No hay cuerpos fríos, hay cuerpos que no han sido tocados con presencia."

 

Factores que apagan el deseo en las parejas modernas

1. Rutina y automatismo

El sexo se vuelve repetitivo, mecánico y predecible. La mente ya “sabe” lo que va a pasar y pierde el misterio.

2. Sobrecarga mental y estrés

La hiperproductividad, la ansiedad y la falta de descanso nos desconectan del cuerpo y del placer. El deseo necesita espacio para respirar, y el estrés lo ahoga.

3. Desconexión emocional

Cuando no hay escucha, presencia ni ternura, el cuerpo no se abre. La libido está profundamente ligada al vínculo afectivo.

4. Falta de novedad erótica

El deseo necesita alimento: nuevas experiencias, nuevas formas de tocar, de mirar, de respirar. Sin juego, el erotismo se seca.

5. Rencores no resueltos

La energía sexual no fluye si hay emociones no digeridas. El cuerpo no olvida. El deseo se apaga cuando hay heridas no atendidas.

6. Falta de polaridad

El tantra habla de la importancia del juego entre el masculino y el femenino (Shiva y Shakti). Cuando ambos están en modos similares (ambos controladores, ambos pasivos, etc.), la chispa se apaga.



¿Qué propone el Tantra ante la crisis del deseo?

1. Recuperar la presencia

Volver al cuerpo, a la respiración, al momento presente.

El deseo no vive en el futuro ni en el recuerdo: vive en el aquí y ahora.

2. Erotizar la energía, no sólo el cuerpo

El tantra enseña a despertar la energía sexual más allá de la genitalidad. El roce, la mirada, el aroma, la distancia… todo puede volverse erótico.

3. Practicar el arte de la espera

No correr al orgasmo. No ir directo al sexo. Jugar, explorar, mirar, acariciar sin objetivo. Esto reencanta la experiencia y crea un campo de tensión erótica.

4. Crear rituales de conexión

Desde un masaje tántrico a una meditación de pareja, pasando por el Maithuna (rito sagrado de unión). Ritualizar el encuentro le devuelve el carácter sagrado al deseo.

5. Reconstruir la polaridad

Permitir que uno sea el que guía y el otro el que se entrega, o alternarlo. Explorar roles, arquetipos, energías. Esto devuelve magnetismo al vínculo.

 

¿Qué pasa cuando uno quiere y el otro no?

Este es el gran conflicto. Y aquí es clave entender que el deseo no es un “deber”, es una señal. Si uno de los dos ha perdido las ganas, eso no significa rechazo personal, sino un aviso: algo necesita ser mirado. Puede ser fatiga, tristeza, falta de espacio personal, miedo a la entrega o a perderse en el otro.


En lugar de culparse o forzar encuentros, hay que abrir el diálogo con amor y sin juicio. Preguntarse:

  • ¿Qué necesitas para desear?

  • ¿Qué te aleja del encuentro?

  • ¿Cómo puedo acercarme sin exigirte?

  • O las preguntas que te surjan desde el corazón, exprésalas sin miedo

 

 Caminos para reconectar con el deseo

  1. Agenda erótica: reservar tiempo sagrado para el placer, sin expectativas.

  2. Respiraciones yóguicas para activar la energía sexual (respiración tántrica en pareja).

  3. Juegos de roles eróticos, cambiando dinámicas habituales.

  4. Ayuno sexual consciente: parar el sexo genital un tiempo para despertar la energía.

  5. Ejercicios de presencia corporal, tacto lento, mirada tántrica.

  6. Comunicación afectiva profunda, vulnerabilidad y escucha activa.

 


La crisis del deseo no es una sentencia: es una oportunidad para reinventarse como pareja. El deseo no se pierde… se transforma, se esconde, se duerme. Y como todo lo dormido, puede despertar.

Recuperar el deseo no es volver al “sexo de antes”, sino abrirse a una nueva manera de encontrarse, más consciente, más sensual, más viva. El tantra nos recuerda que hacer el amor no es algo que se hace, es un estado que se encarna.

@Josehectorcaverosilva

 
 
 

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